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Los estadounidenses se ven obligados a recurrir al ‘crowdfunding’ para tener hijos

Cuando Kristen y Charlie King se preparaban para tener a su primer hijo, parecía que todas sus fuentes de ingreso tenían un inconveniente.

El Spokane, en Washington, el bistró donde trabaja Kristen de cocinera y encargada, ofreció bastante apoyo: le dieron mucho tiempo libre, primero para reposo en cama bajo órdenes de su médico, y después para la baja por maternidad. Pero ninguna de las veces fue una baja remunerada.

King, de 36 años, sirvió durante 10 años en el Ejército estadounidense como mecánica de helicóptero, gateando entre maquinaria de manera que acabó con una lesión crónica de espalda. Recibió un seguro médico decente a través del Departamento de Asuntos de Veteranos, pero su póliza no cubriría a su nuevo bebé, Jaxon, después de nacer.

Jaxon nació con muchas semanas de adelanto, lo que provocó un problema de calendario. El momento de la baja por maternidad de King y el período de apertura para la inscripción en el seguro de su lugar de trabajo significó que no podría contratar un seguro para Jaxon durante sus primeras semanas de vida. Y Jaxon tuvo facturas médicas costosas.

Era una tormenta perfecta, poniendo en peligro la capacidad de los King para pagar su alquiler y la letra del coche, comprar regalos de Navidad para los hijos de Charlie, e incluso pagar la mensualidad de los anillos de boda de la pareja.

«Nos pasamos la Navidad dando vueltas por la casa, mirándonos el uno al otro, intentando decidir cómo íbamos a comprar la leche en polvo», dice King. Así que siguió el camino que los nuevos padres están tomando en masa para cubrir los costes de nacimiento: la financiación colaborativa, el crowdfunding.

Una situación común
La financiación colaborativa online para encontrar ayuda en el dañado sistema de salud estadounidense no es nada nuevo. Las peticiones por razones médicas constituyen casi la mitad de todas las campañas en GoFundMe –desde principios de 2015 a mediados de 2016 estas campañas han recaudado 930 millones de dólares (unos 750 millones de euros)– y el 70% de las campañas en la página orientada a la caridad GiveForward.

Poco se sabe del papel que juega el crowdfunding en uno de los eventos familiares más costosos y comunes que se pueden experimentar.

EEUU lidera el mundo desarrollado en cuanto a los altos costes de dar a luz, y el nacimiento de niños es la raíz de una cantidad considerable de quiebras por deudas médicas. Incluso con seguro, la media de lo que puede costar tener un hijo puede llegar a los miles de dólares. Las complicaciones pueden desembocar en aún más costes.

Nora Kenworthy, que ha estudiado la financiación colaborativa de costes médicos con Lauren Berliner, ambas profesoras de la Universidad de Washington, dice que las dos se encontraron continuamente con padres primerizos recaudando dinero por complicaciones en el parto que no esperaban, como una estancia en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) o un parto prematuro.

Kenworthy señala que el hecho de haberse encontrado estos casos sugiere que hay algo en el sistema que no funciona.

«Nuestra regla general es: si puedes pensar en un grupo de gente que esté teniendo dificultades con las facturas médicas, y a las que el seguro no ayuda, pueden optar por el crowdfunding», dice Kenworthy.

«La financiación colectiva es el producto de vacíos persistentes en nuestro sistema de salud. Cuando gente cae en esos vacíos, muchas veces optan por estas plataformas como última salida».

Motor de desigualdad
La investigación de Berliner y Kentworthy también concluyó que el crowdfunding puede ayudar a que la desigualdad arraigue, al depender de tener una gran red social con dinero para gastar así como con buen conocimiento de marketing online. La gente suele recaudar más dinero para pequeñas crisis de salud, más que para enfermedades crónicas; en ese sentido, dice Kenworthy, las campañas relacionadas con nacimientos pueden conseguir más dinero que la campaña media. Pero de las 200 campañas en GoFundMe en su estudio, el 90% no consiguió alcanzar sus objetivos.

Así ha ocurrido con la campaña de King. Cuando se escribió este artículo, la pareja había recaudado 200 dólares del objetivo establecido de 1.500 dólares (unos 1.200 euros). [La publicación de este artículo en The Guardian pudo hacer que la cantidad hubiera alcanzado este viernes los 1.360 dólares.]

Una razón que puede explicar su déficit puede ser que sus problemas no son claros y ordenados, dentro de lo que podía ser. Problemas más claros suelen inspirar más respuesta de donantes, dice Kentworthy. Como ejemplo hipotético, imagina una paciente con cáncer que necesita una cantidad exacta de dinero para cubrir una terapia puntual y segura.

Por otro lado, los padres primerizos, suelen enfrentarse a problemas impredecibles. Para los Kings, el dinero no habría ido para tratamientos de vida o muerte, sino repartido entre facturas de hospital, pagos de la camioneta, alquiler y otras crisis cotidianas que no podrían prever. Jaxon nació con un defecto en la lengua que hacía difícil amamantarle. Perdió más peso y más rápido de lo que los médicos esperaban, y sus padres se encontraron con que tenían que complementar dar el pecho con una leche para bebé muy cara.

Mucho peor para una campaña de GoFundMe es que su situación es el producto de problemas muy comunes: un presupuesto familiar estrecho, una carencia en la póliza de seguro del que nadie se dio cuenta hasta que fue importante, un período de inscripción con malos plazos, y un trabajo que no ofrece bajas remuneradas ni bajas por maternidad pagadas.

King ha apreciado el tiempo que ha pasado en casa con su hijo durante sus primeras semanas de vida, pero ese tiempo se ha visto ensombrecido por un temor: ver que la cuenta familiar del banco se reduce cada vez más mientras que esperan a que llegue la siguiente nómina y los pagos por minusvalía –su marido también es un exmilitar que sufrió una lesión permanente en Irak.

«Estas son las únicas ‘primeras semanas’ que voy a tener con mi hijo, y estoy intentando disfrutarlas mientras puedo», dice King. «Pero ha sido extremadamente estresante».

Un grupo de hospitales de EEUU creará sus propios genéricos para evitar la manipulación de las farmacéuticas

La pasada semana, una red de más de 450 hospitales de EEUU anunciaba su intención de crear una empresa farmacéutica sin ánimo de lucro para fabricar medicamentos genéricos, con el objetivo de luchar contra el desabastecimiento y los elevados precios que impone la industria. Con este movimiento, los grupos hospitalarios pretenden ejercer presión sobre algunas compañías que se han dedicado a comprar medicamentos de bajo coste, para luego elevar drásticamente los precios, unas acciones que han generado una gran controversia y que han dado lugar a varias sanciones e investigaciones sobre violaciones de la competencia, tanto en EEUU como en la Unión Europea.

«La creación de una empresa sin ánimo de lucro para la fabricación de genéricos me parece una idea muy interesante y prometedora», asegura a eldiario.es el experto en planificación sanitaria, Fernando Lamata, «y creo que es una reacción lógica de un consumidor, como es un hospital, ante la escalada de precios y el desabastecimiento forzado por algunas farmacéuticas».

Durante la última década varias empresas se han dedicado a adquirir fármacos antiguos que ya no disponen de patente y que tienen bajo coste, para seguidamente elevar drásticamente sus precios. Esta práctica se hace habitualmente con medicamentos para los cuales no había competencia de genéricos, como el caso de las inyecciones de epinefrina, EpiPen, que multiplicó su precio por cinco en apenas 9 años.

La manipulación del mercado de genéricos

Sin embargo, el problema actual no solo está en los «desorbitados e injustificados» precios de algunos medicamentos de marca, sino también en el propio mercado de los genéricos, asegura Lamata, que fue Secretario General de Sanidad entre 2004 y 2005 y Director General de la Escuela Nacional de Sanidad. «En ocasiones se hacen cárteles de empresas de genéricos para pactar los precios» o incluso «se han retirado del mercado medicamentos baratos para forzar a las administraciones a subir el precio».

El problema de la manipulación del mercado de genéricos explotó definitivamente en octubre del pasado año, cuando los fiscales generales de 45 estados de EEUU presentaron un documento en el que acusaban a 18 compañías de llegar a acuerdos para dividirse el mercado de genéricos y fijar, por adelantado, los precios de hasta 15 medicamentos diferentes.

En la UE también se están investigando casos en este sentido, como el de la empresa Aspen Pharma. En febrero del pasado año, la Comisión Nacional del Mercado de Valores incoó un expediente sancionador contra esta farmacéutica por «posibles prácticas abusivas, que consistirían en la negativa de suministro de ciertos medicamentos y aplicación de precios excesivos a los mismos».

No era la primera vez que esta compañía se enfrentaba a un expediente en un país europeo. En 2016, las autoridades italianas impusieron una multa de más de 5 millones de euros a esta empresa tras comprobar que había amenazado a la Agencia Italiana del Fármaco con interrumpir el suministro de ciertos medicamentos si no se aceptaban sus incrementos de precio.

Tras estas dos denuncias, la Comisión Europea inició una investigación en mayo del pasado año por un posible abuso de posición dominante. La Comisión sospecha que Aspen puede haber utilizado «prácticas de negociación injustas y abusivas con las autoridades nacionales», entre las que destacan «la reducción del suministro directo de medicamentos y la amenaza de reducciones de suministros».

Una opción estratégica para España

Los cuatro grupos hospitalarios de EEUU que han planteado la creación de una empresa sin ánimo de lucro son Intermountain Health, Ascension y los sistemas de salud católicos, Trinity Health y SSM Health. Además, también contarán con el apoyo del sistema de salud para veteranos del ejército de EEUU.

Aunque los sistemas sanitarios de EEUU y España son diametralmente opuestos, Lamata considera que «sería interesante que copiar esta iniciativa en la Unión Europea», ya que, «los gobiernos nacionales se están viendo desbordados por la alteración de los precios». «Para un país como España», asegura Lamata, la creación de una empresa pública de este tipo «sería una decisión estratégica muy interesante», puesto que «la fabricación de genéricos tiene un coste muy bajo y se puede abordar sin mucha dificultad».

Sin embargo, la idea planteada por estos grupos hospitalarios también ha recibido algunas críticas que consideran complicado llevar a cabo una empresa de este tipo. En un artículo de opinión publicado en la revista Science, el experto en mercado farmacéutico Derek Lowe señala los problemas regulatorios a los que se enfrentaría esta nueva empresa.

«Si esta empresa va a comenzar su propio esfuerzo de fabricación de productos genéricos, tendrá que hacer cola para que la FDA le conceda una autorización», asegura Lowe. Además, afirma que ya existe un «atasco» regulatorio importante con muchas empresas haciendo cola para recibir autorización de la agencia, con lo que añadir una nueva petición no haría más que complicar aún más el proceso. Aún así, la FDA ya ha anunciado su intención de agilizar los trámites para todos aquellas empresas que estén desarrollando proyectos destinados a paliar la escasez de genéricos.